Curiosidades


Los entrenamientos más insólitos





Algunos corredores que lograron récords mundiales tenían sus secretos para llegar en mejor forma a las carreras. En el libro “Por qué corremos” se cuentan casos extremos. Por ejemplo, el de Leonard “Buddy” Edelen, un estadounidense que, el 15 de julio de 1963, alcanzó el récord mundial de maratón con 2 horas 14 minutos y 28 segundos. Para participar de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, Buddy entrenó muy duro, con tres camisetas a la vez. En esas condiciones simulaba el calor que lo esperaba en las pistas . Quería revalidar sus laureles, pero no le sirvió de mucho: llegó sexto.




Para vencer el cansancio y el frío que lo atacarían en un carrera en el Polo Norte, el maratonista Eric Gómez se entrenó con una bicicleta fija dentro de una cámara frigorífica, con una temperatura de 20 grados bajo cero.


Ron Hill, un ganador del maratón de Boston, en 1970, corrió 190 horas semanales. Lo llamativo es que lo hizo repitiendo partes de las obras de William Shakespeare .













La estadounidense Nancy Schubring le sacó provecho a su maternidad para mantenerse siempre lista para las carreras. Corría empujando su cochecito de bebé. En 2001, en un medio maratón en Michigan, Estados Unidos, participó con el carrito y su hija adentro . Alcanzó una marca de 1 hora y 30 minutos e ingresó en el Libro Guinness de los Récords por correr en esas condiciones.







Por último, el catalán Javier Caballero se fue hasta Kenia para entrenar a 3 mil metros de altura. Con esa exigencia, se sentía mejor preparado para correr en el llano.

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