Un año más....suerte, salud y kilómetros.
Es interesante y llamativo,
además de un tanto curioso, el mirar atrás y ver la evolución de la carrera de
los 101 kilómetros. Sin intención de hacer comparaciones, que siempre fueron
odiosas, esta prueba, como todas, tuvo un antes y más tarde vino el ahora.
Cuando una persona cuenta muchas y variadas anécdotas acerca de algo, o bien lo
ha hecho muchas veces porque ya tiene bastantes años o bien ya es bastante
mayor...y lo ha hecho muchas veces. A la hora de analizar aquellos primeros años
y viendo lo que hay ahora vemos el crecimiento y el progreso de este evento. Sin
duda hoy día de un fuerte impacto tanto social como económico para nuestra
ciudad.
Para algunos, los más jóvenes,
resultaría impensable ver una bicicleta de hierro, sin suspensión, con siete
piñones, el más grande con no más de 40 dientes, con patilla de apoyo para
dejarla de pie y si me apuran algunas hasta con guardabarros. Veinticuatro
años, que no ediciones, han pasado desde entonces. Los marchadores llevábamos
linternas de pilas, camisetas de algodón, el reloj solo para mirar la hora, los
móviles para...¿los móviles?...creo que todavía no los había; a veces
pensábamos que nos habíamos perdido porque no veíamos a nadie; las
inscripciones había que rellenarlas a bolígrafo y entregarlas en mano en el
acuartelamiento y los dorsales se recogían prácticamente el día antes. Insisto,
no estoy haciendo una comparación, solo es una reflexión de como ha evolucionado
la prueba con los años y nosotros con ella, en cuanto a lo meramente deportivo
y también con respecto al equipamiento personal que existe actualmente, tanto
en el ámbito ciclista como en el de marchadores; bicicletas, ropa, calzado,
accesorios de toda índole, altímetros, pulsómetros, dispositivos GPS, geles,
barritas energéticas, planes de alimentación y un largo etcétera. Asimismo, como
en la participación, pasando de ir casi en familia a estar comiéndonos de los
nervios en enero para conseguir un dorsal, quedando fuera más del doble de los
que participan.
Y nosotros, reitero el plural, si
digo nosotros es porque somos un grupo de amigos, nos sentimos orgullosos de
haber contribuido aportando nuestro granito de arena año tras año a la consecución
de lo que hoy representa esta prueba. Algunos estamos casi desde el principio,
otros fueron uniéndose después, siempre juntos, que no revueltos, hemos ido “rellenando”
esta bonita carrera hasta la actual edición. Por supuesto que también estaremos
en esta, y en la próxima, mientras el cuerpo aguante aquí estaremos.
Mi más cordial y natural pretensión
de desear toda la suerte del mundo a todos los participantes de esta prueba en
general y particularmente a cada uno de mis amigos del grupo A las 7 en el bar. Intentaremos superar todas las adversidades
y contratiempos que se nos presenten para llegar a buen fin, que no es otro que
cruzar la línea de meta. No os peleéis con el reloj que a él no le importa a la
hora que entréis, lo importante es entrar.
Más que nunca...SALUD, KILÓMETROS
Y A GASTAR ZAPATILLAS.
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