Todavía no es verano


 


La pasada semana pasé por alto, solo por desconocimiento, el mencionar a una persona que nos ha acompañado en varias ocasiones, como es Julián y que también formo parte de los amigos que estuvieron en los 101 kilómetros, es algo tarde, pero le damos también la enhorabuena y la felicitación en nombre de todos.

Hace mucho calor para el período estacional que estamos. Si la anterior semana hizo calor para los 101 kilómetros, esta la hubiesen pasado canutas con la canícula que hace. Parece que viene para quedarse porque ya la temperatura no baja de los 23 – 25 grados en las horas centrales del día. Venga, iremos a la playa a ponernos morenos.

Por lo pronto lo que hicimos ayer fue salir nuevamente a pasar un buen rato y disfrutar de la mañana. Estuvimos en esta ocasión: Pepi, Ana Jesús, Belén, Juanma, Paco Lora, Pepín, Paco y yo. Desde hace tiempo, a la semana siguiente de hacer los 101 kilómetros tenemos la costumbre de ir hasta el tajo del Abanico y eso fue lo que hicimos. Después de los saludos pertinentes y oportunos nos hicimos las fotos de rigor. Ya pasaban las siete y media, completamente de día, cuando salimos. Lo hicimos subiendo el polígono, algunos lo hicieron al trote y otros lo hicimos caminando. Después de llegar arriba atravesamos Ronda por la calle Jerez, admiramos Ronda con las calles casi solitarias a esta hora, cruzamos el siempre admirado Puente Nuevo y nos fuimos para el barrio de San Francisco. Llegamos al cruce donde está la bifurcación que va hacia la virgen de La Cabeza y la que cogemos nosotros, que es la colada de Cortes de la Frontera. Y por el camino, entre charla y charla, pasándolo bien, nos encontramos a Salva, después de saludarlo continuamos nuestro camino hasta llegar a la zona del Abanico. Algunos llegaron hasta la propia hendidura pasado el arroyo de Sijuela y otros nos quedamos en la explanada justo encima de la piedra que da el nombre a toda esta zona. Algunas risas y fotos después iniciamos el camino de regreso. Si antes había que bajar, ahora tocaba subir, no son cuestas muy pronunciadas, pero no dejan de ser cuestas. Hicimos el regreso por el mismo camino, haciendo una parada en el pilar del barrio de San Francisco para hidratarnos un poco que a esa hora el sol ya apretaba un poco. En lugar de bajar por el polígono como habíamos hecho a la ida lo hicimos acortando un poco por la Avda. de Andalucía. Hicimos casi 14 kilómetros y lo pasamos genial, bueno, esto no es novedad, pero hay que decirlo. Los que quisimos desayunamos en el Berlanga.



Hay varias fotos que siempre guardo y se pueden ver à AQUÍ

Y ya hasta el próximo sábado que ya veremos que recorrido hacemos. El miércoles adelantamos algo.

Salud, kilómetros y a gastar zapatillas.

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