2 de octubre

 


Con muchas ganas hemos acogido esta normalidad que poco a poco ha ido llegando a nuestras vidas y que tanto nos ha alterado. En la vida el tiempo no se detiene, tampoco hay que mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.

Con una temperatura muy agradable y ya casi de noche hoy tuvimos una buena reunión de amigos para salir: Ana Jesús, Pepi, Belén, Juanma, Paco Lora, Guiles, Pepín, que hoy cumplía años, Paco (Piru), Balbauena y yo.



Nos demoramos un poco en la salida y lo hicimos pasados ya casi diez minutos de las siete treinta y después de la foto de rigor como siempre.

Salimos del polígono por la parte del paso a nivel hacia la Avda. de Andalucía. Recorrimos el centro de la ciudad hasta llegar al barrio de San Francisco y la pila de Doña Gaspara. Pasado el bar de La Cuadra nos desviamos a la derecha donde nos encontramos dos carriles, el de la derecha lleva a la a la Iglesia Mozárabe de la Virgen de la Cabeza, que ya estuvimos hace un par de semanas. Nosotros fuimos por el de la izquierda. Aquí se inicia la colada del Camino de Cortes de la Frontera; a sus márgenes se expande una verde alfombra de olivos y más adelante se convierte en encinas y quejigos. Bajamos el camino hormigonado hasta llegar a la bifurcación en la que el camino de la derecha va hacia el arroyo de Sijuela y al “país del barro”. El que nosotros seguimos, que es el que sigue recto, es el que va directamente hasta el Tajo del Abanico. Aquí ya comienza a verse la piedra característica que predomina en todo este lugar, composición arenisca con caliza y se denomina "Molasa" Atravesamos dos portadas pequeñas, que hay que dejar cerradas para evitar el paso de animales. Y después de pasar por el camino empedrado llegamos a la piedra que da nombre a esta zona, una curiosa piedra en forma de abanico.  El camino empedrado ha dado origen a infinidad de leyendas entre el pueblo, una de las cuales hace llegar su origen a los romanos y sitúa en el desfiladero alguna emboscada del líder lusitano Viriato. No existen pruebas de tal hecho. Tras atravesar el desfiladero se encuentran junto a la pared unas covachas que hacían la vez de refugio para los pastores. Algo más adelante cruzamos el arroyo de Sijuela, antaño cubierto por un espesísimo matorral de adelfas, la única nota negativa de este paraje es la extrema suciedad que presenta el lecho del arroyo. Y ya llegamos hasta la Cueva del Abanico, realmente es una concavidad poco profunda. Allí hicimos las fotos para inmortalizar el momento y que el que las vea y no conozca el lugar pueda apreciar la belleza de todo este entorno natural de la Serranía, están aquí à FOTOS e iniciamos el regreso por el mismo camino que habíamos ejecutado para llegar. La apariencia de la ciudad había cambiado por completo y las calles de Ronda pasaron de estar adormiladas al alba a un bullir constante de personas cuando regresábamos.

Como casi siempre y para terminar, desayuno en el Berlanga, solo que en esta ocasión yo no estuve, pero me consta que los compañeros sí se quedaron.

Ya sabéis que hay fecha, siempre que las circunstancias lo permitan, para los 101 kilómetros de Ronda, serán los días 13, 14 y 15 de mayo de 2022. En próximas entradas del blog iremos dando pormenores de esta emblemática carrera de Ronda que volverá a celebrarse, insisto, si la coyuntura sanitaria lo permite, dos años después.

Nosotros seguimos con nuestros recorridos de los sábados. El próximo otra vez.

Volvemos a vernos. Salud, kilómetros y a gastar zapatillas.

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