Mañana de cuestas 17 de octubre

 


Benaoján y Montejaque, dos localidades con encanto donde sus mayores monumentos son el entorno; paisajes naturales de gran belleza rodean a estas poblaciones de nuestra serranía, aunque están situadas en la comarca de la serranía de Ronda, ambas pertenecen al Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Pueblos blancos de calles estrechas y empinadas con casas de fachadas encaladas y rematadas por cubiertas de teja árabe.

Hasta aquí nos desplazamos esta mañana Juanma Becerra, Belén, María Pozo, Paco Lora, Moya, Paco Pepín y yo.

De noche, todavía muy de noche es a las siete de la mañana en esta época del año, eso no va a cambiar nuestra hora de salida ya que llevamos casi veinticinco años quedando en ese horario para ponernos en marcha a las siete y media. Tomamos primero un café y después de la foto disciplinaria del comienzo de la jornada nos ponemos en marcha.



En esta ocasión lo hicimos en coche hasta la estación de Benaoján; el termómetro del coche llegó a marcar tan solo tres grados de temperatura. Allí lo dejamos estacionado y comenzamos nuestra ruta de hoy. Lo hicimos en dirección al hotel Molino del Santo; aquí comenzamos la larga subida, de algo más de un kilómetro y medio sin descanso que nos lleva hasta Benaoján, dejamos a la derecha el arroyo de Montejaque que al no haber caído mucha lluvia este año va demasiado seco. Llegamos hasta el pueblo y accedimos a la carretera que va hasta Montejaque. Este es un tramo de asfalto que hay que pasar ya que, al menos yo no conozco otra vía de acceso hasta el mismo Montejaque. Accedimos por la cuesta que se conoce como La Raspa, unos trescientos metros... ¡pero vaya metros! Salimos del pueblo por la carretera que va para el pantano y a poca distancia, a la izquierda, vemos el camino que bordea el Hacho, por el cual debemos de entrar. Los primeros metros son planos hasta llegar a una bifurcación que es por la que seguimos; a partir de aquí iremos subiendo un buen trecho, siempre rodeados de unas agradables vistas de arboleda y montaña. Después de cruzar un olivar llegaremos hasta un vértice, desde donde vislumbramos todo el camino que va hacia los Llanos de Líbar; a partir de aquí ya todo será  descenso hasta llegar nuevamente a Montejaque, viendo siempre al frente el sendero de los Llanos de Libar, entramos al pueblo por la parte contraria desde donde habíamos iniciado la subida. Bajando nuevamente la carretera llegamos a Benaoján, aquí hicimos una parada para desayunar todos juntos y después de hacerlo bajamos de nuevo por la cuesta que llega hasta el hotel del Molino del Santo donde ya poco más abajo estaban los vehículos. Allí nos despedimos y nos emplazamos nuevamente para el próximo sábado.

Las fotos de hoy à FOTOS

Ni que decir tiene que ha sido muy agradable la jornada, algo exigente en cuanto a cuestas, pero a la postre todos contentos de haberla realizado.

El próximo miércoles nueva ruta y el sábado como siempre A las 7 en el bar.

Salud, kilómetros y a gastar zapatillas.

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