Sigue el calor. Paciencia...todo acaba.
A solo una semana ya de finalizar
el mes de agosto y la canícula sigue apretando. Aunque aún quedan siete días
para extinguirlo, la reputación del refranero español ha querido saltarse el
más típico de ellos que asegura que en “agosto frío en el rostro”, pues no,
este año no ha habido refrán que valga.
Nosotros no nos saltamos ningún día,
solo los estrictamente obligados, que son muy pocos. Así que este pasado sábado
también hicimos nuestro recorrido de la semana. En menos de un mes cumpliremos,
el veinticuatro... aniversario, cumpleaños, conmemoración o bodas de granito,
como queramos llamarlo. Como el granito somos nosotros que no nos intimida ni
la edad, ni el calor, ni el frío y a las siete de la mañana ya estábamos con el
café de cada sábado, Pepín, que poco a poco se reincorpora, Paco y yo. Hicimos
un recorrido no muy largo, tampoco corto, casi catorce kilómetros. Bajamos el polígono
y nos fuimos hacia la parte trasera del campo de fútbol, Pepín no quería hacer
tantos kilómetros y subió la Pastora hasta el cruce del pilar de Coca y se
volvió por el mismo camino. Nosotros después de perder el camino que había
junto a la pasarela de La Libertad y meternos prácticamente en una selva de
espinos secos tuvimos que salir al arcén de la carretera durante unos metros
para un poco mas adelante incorporarnos al camino que discurre por detrás de la
pista de atletismo. Atravesamos toda la urbanización donde nunca construyeron
una vivienda y salimos en dirección a Los Navares. Atravesamos el puente bajo
la circunvalación ya camino del cortijo El Abarcón; todo el camino de Peinado
hacia adelante, dejamos a la izquierda la cuesta del Vinagrero hasta Plaza
hasta llegar al cerro de La Cancha, dejando a ambos lados los cortijos de La
Cancha y Cochinitas. Hicimos la bajada que lleva al camino que discurre
paralelo al río Grande. Este camino la última vez que pasamos estaba impracticable,
por lo que íbamos un poco preparados para lo que nos encontraríamos, pero la
sorpresa, para mi al menos, fue que lo han limpiado en su totalidad, quedando
un camino completamente despejado hasta llegar al puente de madera, que los
salvajes de turno, ya en su tiempo, destrozaron las barandillas que protegían
los laterales. Supuestamente las autoridades habrán desistido de recolocarlas
nuevamente, ¿para qué? ...si los indomesticables y selváticos de siempre las
romperán otra vez. Después de un momento de hidratación y refresco corporal
comenzamos la subida hacia la pista de las avionetas del Icona hasta salir al
camino que termina con la bajada de la cuesta de La Pastora. A esta hora el sol
ya calentaba lo suyo y solo eran las nueve y media de la mañana. En la plaza
del juzgado dimos por concluida la carrera, allí ya nos esperaba Pepín que
terminó un poco antes que nosotros. Nos fuimos caminando para Suritama. La
hidratación correspondiente con cerveza para rematar como siempre fue en el Berlanga.
No hicimos más que una foto, que está puesta en esta página.
El sábado que viene haremos la
última salida del mes de agosto. Será medianamente corta, unos quince o dieciséis
kilómetros más o menos, ya vemos donde ir.
Salud, kilómetros y a gastar
zapatillas.
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