Subida a la Escarihuela.



Saludos.

Esta semana visitamos la ermita de La Escarihuela. Aunque para la salida estuvimos Paco, Salva, Pepín, Belén, Juanma y yo, solo los tres últimos fuimos hasta dicha ermita. Por razones de tiempo no vino Pepín y Salva junto a Paco siguen con sus entrenamientos para los 101 kilómetros, por lo que decidieron de tomar otra ruta.

Nosotros nos fuimos hasta Hoyo Tabares en coche. Prácticamente no se veía cuando llegamos y el frío era considerable. Estaba nublado y había bastante humedad. Partimos justo desde donde el río Guadalevín cambia el nombre y comienza a llamarse Guadiaro e iniciamos la caminata siguiendo el camino de las Huertas Nuevas. Tuvimos que apoyarnos en la linterna del móvil para visualizar algo el camino. Poco a poco nos fue amaneciendo pudimos ir apreciando el entorno que nos rodeaba. Después de las lluvias caídas el camino estaba algo húmedo, pero sin llegar a formar barro ni charcos. Después de caminar un par de kilómetros comenzamos la ascensión hacia el puerto de Ronda. Comienza suave y se va endureciendo a medida que avanzamos hasta llegar a una zona empedrada que dificulta un poco más el avance. Pasamos por encima de la cueva del Gato. Desde aquí la vista es impresionante. Una vez pasamos el puerto bajamos por el Camino Viejo de Ronda. Este camino lo hemos pasado completamente terrizo, a día de hoy está completamente hormigonado. Llegamos hasta el cementerio de Benaoján y nos tocaba subir un par de kilómetros por carretera hasta la localidad de Montajaque. Entramos También por el cementerio, donde se accede a la subida hacia la ermita. Hacía tiempo que no subía por aquí y me encontré que también está bastante “cambiado” el camino. Por supuesto no en su intensidad, pero si en su aspecto. Muy remodelado el suelo sustituyendo partes de él por nuevo empedrado y con la colocación de una valla que discurre durante toda la subida hasta la misma ubicación de la ermita. También el emparrado, que antes estaba fabricado en hierro, ha sido sustituido por una estructura de madera más acorde con el entorno. A partir de allí todo lo que quedaba era una pronunciada bajada, ideal para las rodillas, y llegar a la parte que temíamos que estuviese más embarrada. Encontramos algo más de barro que en el resto del recorrido, pero sin llegar a tener que meternos en el mismo para pasar.  Así llegamos hasta el cortijo Grande y descendimos  hasta el paso a nivel de Hoyo Tabares donde se hallaba el coche y desde donde partimos un par de horas antes. Esta última parte, prácticamente desde que iniciamos la bajada de la ermita, estuvo muy nublado y aunque no llovía con intensidad había un chirimiri que nos mojaba ligeramente.  Hicimos un total de 12 kilómetros muy bien empleados.



A la vuelta y como siempre paramos a desayunar en el restaurante Berlanga y nos emplazamos para la próxima semana. Hicimos algunas fotos para dejar constancia...están à AQUI

La próxima semana más.

Salud, kilómetros y a gastar zapatillas.


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