20 de mayo.


Ayer, por falta de tiempo no pude hacer una pequeña crónica de la rutina de este sábado. Relajados y descansados de la anterior jornada, la de los 101 kilómetros, volvemos a la usanza de salidas más cortas. Llega el buen tiempo y con él las salidas son más deseables y placenteras. Además, en cuanto la temperatura lo vaya permitiendo, iremos hasta los distintos puntos donde podremos, a la vez que hacer un bonito recorrido, darnos un baño y refrescar nuestros cuerpos serranos para hacer la vuelta envueltos en una sensación de frescor.

En el día de ayer acudieron a la llamada usual y tradicional del sábado: Ana Rosa, Reme, Ana Jesús y Pepín. También estuvimos para tomar café, aunque no realizamos la salida por motivos laborales, mi primo y yo. En principio, la ruta a seguir era la del Tajo del Abanico, pero ya a la hora de la partida decidieron de hacer la vuelta de Los Molinos del Tajo. Y ya con el sol asomado por entre las montañas e iluminando la mañana libre de toda nube y con algo de viento, se pusieron en marcha, bajo la mirada de los que nos quedamos sin salir, no exento de ganas de inos también, al menos por mi parte. Lo hicieron atravesando la calle principal del polígono hasta llegar a la barriada de la Dehesa y bajar por los pinos hasta el puerto de La Muela, una vez atravesada toda la Olla del Tajo la subida de Los Molinos hasta salir al barrio de San Francisco. Un paseo por Ronda hasta acabar desayunando en la terraza del restaurante Berlanga.
Tenemos algunos miembros “de baja”, para todos ellos nuestro empuje espiritual con el ánimo de que se recuperen pronto. En breve estaremos nuevamente juntos.
Ánimo para Charly y su hijo en su reto solidario que comienzan el lunes, fuerza para ellos en la realización del mismo.
Nosotros nos vemos el próximo sábado.

Salud, kilómetros y a gastar zapatillas.

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